Como si de la encarnación de Masiosare se tratara, algunos mexicanos piensan que una revolución debe ser violenta. Y puede serlo en dos sentidos: uno metafórico y uno muy, muy real. Es decir, alguna revuelta popular, huelgas, ediciones independientes, tomas de canales de televisión y estaciones de radio, etc, etc. Cuestiones de pocas pérdidas materiales aparentes (ojo, quiero resaltar lo de aparentes) y que, por otro lado, pueden desencadenar procesos que lleven a un violento cambio en la mentalidad de la población, o al menos una parte importante de ella que la haga movilizarse.
El otro es, bueno, el más realista: la cosa de las huelgas, las protestas y demás, que podria desembocar en un baño de sangre donde ya entran los cuernos de chivo y otros juguetitos.
Yo no sé qué es lo que quieren exactamente estas personas, pero por el simple hecho de incluir su conteo cíclico de las revoluciones mexicanas (1810-1910-2010) se ganaron una entrada en este blog; y no me malinterpreten, estoy de acuerdo con muchas de sus ideas, además de que su contrapropaganda del voto me encantó.
Recuerden, es Mexicanos al Grito de Guerra.
H.
El otro es, bueno, el más realista: la cosa de las huelgas, las protestas y demás, que podria desembocar en un baño de sangre donde ya entran los cuernos de chivo y otros juguetitos.
Yo no sé qué es lo que quieren exactamente estas personas, pero por el simple hecho de incluir su conteo cíclico de las revoluciones mexicanas (1810-1910-2010) se ganaron una entrada en este blog; y no me malinterpreten, estoy de acuerdo con muchas de sus ideas, además de que su contrapropaganda del voto me encantó.
Recuerden, es Mexicanos al Grito de Guerra.
H.
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