jueves, 9 de octubre de 2008

Miscelánea

Si alguien ya se dio cuenta, mi tendencia en cuanto a temas está en... digamos, la "cosa" social. De la distopía a la guerrilla y otras cosas, supongo que el blog muestra algo de esa tendencia y en otros niveles no. Y a veces los uso como tribuna para exponer traumas o ideas personales que más de un@ juzgará de intrascendentes.

Hoy no me quise poner a escribir sobre el 2 de octubre ni la crisis. He tenido suficiente de eso. Ya sé que "no se olvida" y que en enero nos va a cargar el payaso, pero tengo mis propias broncas y como me da penita ventilarlas oralmente, las voy a escribir.

Acudo a la solidaria comunidad de lectores fieles (no estoy seguro de su existencia ¬L¬) y los ocasionales para que me llenen de su sabiduría. Quiero leer mis sueños. Mis sueños son desconcertantes y sé que me están diciendo algo, o a lo mejor nomás son pachequeces. Pero me dan ganas de que alguien le haga al "Froid" para que me diga qué pedo.

Ya si yo le hago caso (si es que hay recomendación incluida), es otra cosa.

Van:

- En uno yo compartía alegremente un plato de sushi frito (¡¡¡FRITO!!!) con el exnovio de mi última exnovia; nos hacíamos amigos y yo iba a comer a su barra de comida rápida (que no incluía el sushi frito [¡¡¡FRITO!!!]) ubicada en un localito de la plaza de Pericentro (no tan famoso como Perinorte o Perisur) y su decorado era como de fuente de sodas ochenteras. Recuerdo que le hacíamos frente a una banda de clientas mamonas que no querían comer del sushi frito (¡¡¡FRITO!!!) y ahí comenzaba nuestra amistad.

- En otro, yo despertaba de un largo sueño (irónicamente) y me asomaba a mi ventana (es que duermo en un segundo piso) para ver un cielo nublado, pero la calle estaba surcada, entre los postes de luz de cuerdas de las que colgaban adornitos azules y piñatas en forma de personajes de caricatura que no identifiqué chido. Pero lo más acá estaba abajo del adorno. Dentro de mi patio había un chingo de niños y adultos vestidos de miembros de estudiantina y algunos de ellos estaban usando escudos de granadero. Aventaban piedras al otro lado de la barda y recibían el mismo ataque del otro lado, donde había gente similar. Algunos, temerarios, se lanzaban a saltar y caminar en el borde de las bardas para atacar mejor; los más aventados, as usual, eran los niños. Así que bajé a ver como estaba de sabrosa la madriza y me encontré que quien estaba dirigiendo el ataque desde dentro de mi casa (o la defensa según se vea) era nada más ni nada menos que Don Lalo, el dueño de la fonda-restaurante a la que voy a comer diario ahora que estoy trabajando en el Archivo Histórico del DF (ahí cerquitas de metro Allende) y que siempre le cobra personalmente a sus clientes. Con su inseparable celular, daba órdenes a los morritos estudiantinos y se guarecía debajo de una lona azul que apareció de repente. Lo más malviajante fue al final del sueño: se supone que, por alguna razón, la puerta de mi zaguán había sido derribada y yo les reclamaba a los morritos -Don Lalo había desaparecido- pero en cuanto me percaté de que no había tantos, donde siempre ha estado dicha puerta ahora estaba la continuación de la barda, como si la entrada nunca hubiera existido. Estábamos encerrados....

- Alguna vez soñé que entraba, junto con una chica que conozco, a una gran casa y el interior consistía en altos salones donde solo había pilares y hombres extraños sentados encima de pedestales del tamaño de una silla. Nos hacían preguntas.

*Sí, ya sé que soñamos en blanco y negro, pero la mente es poderosa.

Pregunto, ¿alguien le encuentra sentido a estas visiones?

HEEEEEEEEEEEEEEELLLLLLLLLLLLLPPPPPPPPPPPPPP!!!!!!!!!!!!!

H.