sábado, 19 de octubre de 2013

Adivinanza

Mi vocabulario está enfermo. 

El agente patógeno responsable entró hace ya mucho tiempo, en una ocasión memorable. No hay prueba de su resistencia a un medio hostil, su carácter parásito o de su búsqueda de huésped. Pero es así normalmente como comienza. Parece que no ocupa ningún espacio. Un par de lugares aquí, alguno por allá, no se nota. Las frases lo absorben. De repente, aparece en solitario, sin sostenes de ningún tipo, de la nada. Figuras se identifican con él y establece un vínculo casi imperceptible con sensaciones, aromas, visiones. Sin pasar como algo importante aparece dos veces en un día; tal vez una al amanecer o al mediodía, y otra en sueños.

Los labios lo dejan escapar entonces. No parece alarmante. Notable, pero no es motivo de alarma.

Pero dejarlo escapar es la mejor prueba de que ha hallado acomodo y comienza a enraizarse. Así como escapa de los labios, reaparece. Y empieza donde antes no solía hacerlo. Las frases que el sirven de vehículo suelen parecer cada vez más ajenas a él, pero les ha poseído. Increíblemente, sigue sin ser alarmante. Sus nuevos avatares lucen familiares, como parte de un proceso natural.

La mente lo ha absorbido y aceptado como parte de sí misma. Ya no le rechazará. No será capaz de pretender olvidarle. Así, ya dentro y habiendo echado raíz, toma el control esporádicamente y las frases ya no pueden ser articuladas sin él. Las palabras aisladas esconden una invisible y fina cadena que las une a él. La mente, engañada, entonces toma en serio a la amenaza, pero ya es muy tarde.

Una vez sabiendo que ha logrado amedrentar a la mente con la perspectiva de su implacable e imborrable presencia, busca regresar a su Referente, a su fuente. Obliga al huésped a una angustiante y desesperada búsqueda de dicho Referente, para tenerlo cerca y convencerse de que la enfermedad es algo benéfico, que es deseable y saludable.

Así es Tu Nombre. Mi vocabulario está infectado y es incurable.

H.



lunes, 12 de agosto de 2013

¿Por qué el 10 de agosto es tan importante y usted ni en cuenta?

Para muchos este 10 de agosto pasó como un día como otros más, sin significación especial (a menos que haya sido cumpleaños de alguien).

En el calendario enjambrista, el 10 de agosto está dedicado a San Nicolás Seismonos, el sabio del Anáhuac que hace más de un siglo fue capaz de predecir, con precisión milimétrica, el inicio de una terrible y ficticia catástrofe natural que devoraría nuestra amada Ciudad de los Palacios en 1887, en la que, haciendo mancuerna con Don Goyo, el Peñón de los Baños sería protagonista de una serie de erupciones volcánicas que sumirían al valle del ombligo de la luna en un armagedón capaz de hacer de la lluvia de fuego sobre Sodoma y Gomorra un espectáculo de fuegos artificiales de pueblito serrano.

Sobre decir que los habitantes de la ciudad, al llegar el 10 de agosto, la fecha anunciada vehementemente en un folleto que había hecho circular y poco instruidos en la cósmica relación realidad-ficción (miopes, por lo tanto a los rostros de Jano), lanzaron mastodónica rechifla burlona a nuestro incomprendido visionario, el cual había pronosticado la hecatombe con la ayuda de uno de los más importantes inventos  en la historia de la humanidad (obra suya, por supuesto), el "Seismeono", prodigiosa máquina capaz de proporcionar a quien la use la fecha exacta del inicio de un fenómeno sismológico.

Una vez ridiculizado por una ciudad entera, el sabio resolvió contender por la presidencia contra el sempiterno dictador Porfirio Díaz con su nombre de nacimiento, Nicolás de Zuñiga y Miranda, siéndole arrebatado con dolo el triunfo electoral que merecidamente el imperio de la ficción le había otorgado. Y la historia se repitió incluso con el éxito de la rebelión maderista.

Pero sabemos los que hemos sido iniciados que el 10 de agosto de 1887 sí ocurrió la catástrofe anunciada, en uno de los tantos reflejos del espejo. Sabemos que si sabemos explorar las ruinas de la Ciudad de los Palacios en el Imperio de la Ficción, hallaremos las pruebas contundentes. Por eso, y por haber sido presidente de México tantas veces, don Nicolás entró al santoral enjambrista.

Los planos del Seismeono desaparecieron de los anales de la historia de la ciencia y el recuerdo del maravilloso aparato ha sido tomado como el invento delirante de un excéntrico. O al menos eso se creyó durante décadas. En 1954, un maestro rural de Zacatecas, escudado en el seudónimo "EJBR", publicó un pequeño folleto en el que anunciaba un sismo tres años adelante, un 28 de julio, describiendo además cómo había logrado armar para sí un seismeono con ayuda de los planos que don Nicolás había dejado. En el sucinto documento podemos entender claramente cómo funcionaba (y quizás sigue funcionando): el alma del aparato se manifestaba como un simio que golpeaba durante treinta días un tablero con teclas de marfil con letras en ellas y que una vez transcurridos los treinta días, imprimían en una lámina de papel el resultado con la fecha del evento telúrico. Este revelador documento ha sido sembrado en un archivo histórico y ha sido reto personal de académicos y archivistas el encontrarlo.

El pasado sábado 10 de agosto convoqué a una reunión lúdica y los asistentes no tenían idea de cual era el motivo conmemorativo de la misma. Bien, aquí lo tienen.

¿Por qué resolví hablar de esto el 12 de agosto y no el mero 10? 

Bueno, estaba muy ocupado rascándome el ombligo.

H.

sábado, 20 de abril de 2013

Azote Ontológico


Soy palabras.

Soy párrafo, cuartilla.

Al principio, soy duda digna de aclararse, pregunta, acertijo.

Soy broma.

Soy opinión, argumento, diatriba.

Soy respuesta, a ratos.

Soy queja, maldición, a veces insulto.

Soy consuelo. O molestia.

Soy letras, símbolos.


Soy causa de sonrisa y mueca; invisibles ambas.

Soy razón de risa.

Soy cumplido.

Soy oxímoron, pleonasmo, error.


Soy un número, una clave, una cita agendada, un minuto  en el reloj.

Soy presencia, compañía, pero no tacto.

Soy voz, pero no aliento.

Sólo silueta que mira.

Soy gesto, ajeno y propio.

Soy decepción.

Soy observable, admirable, conjurable; no deseable.

No soy.

Soy promesa.

Y al final, ni eso.

Soy palabras…


(Usted disculpará el abuso de la primera persona... No, qué va a disculparlo... Ándele, condénelo, que a eso vino, no se haga.)

H

lunes, 8 de abril de 2013

Animalía y Zoopoética VII: El Zodiaco Enjambrista


[Este texto fue escrito originalmente el 1 de abril de este año, así que el horóscopo es de ese día]

Primero, ¿por qué “Enjambrista”?

Porque algunas de las cosas más importantes en el mundo se hacen enjambre. Como las imágenes que componen nuestra mente o las abejas que desaparecen y pueden hacer colapsar la civilización dejando de ser colmena. Y no olvidemos a las estrellas ni a las multitudes individuales o a los individuos multitudinarios que no desean ser llamados rebaño ni nombrados legión.

El Zodiaco

Dice un antiguo proverbio que me inventé hace un tiempo que a cada estrella mira una roca y a cada roca mira una estrella. Otro dice que las únicas estrellas que se hacen enjambre son las que acaban de morir. Los enjambres de estrellas son deseo de las colmenas, que desean imitarlos. Aquí es dónde les digo que todo esto significa que esta Rueda de Animales (traducción literal de la palabra “zodiaco”) no necesita correspondencias astronómicas en el cielo porque, como dijimos al principio, a cada roca mira una estrella y a cada estrella mira una roca. El cielo está dibujado en el suelo que pisamos y podemos mirar su disposición desde aquí. Las imágenes de ese dibujo se hacen enjambre en la mente y luego, por breves eternidades, se hacen colmena y destilan miel.

A esa miel la llamamos ideas.

El Zodiaco Enjambrista (destilado del ‘87) se compone de  una rueda de 31 Animales Danzantes alrededor otra rueda de doce Máscaras Caminantes.

Los danzantes son:

1. Medusa
2. Lepisma
3. Colibrí
4. Mantis
5. Cochinilla
6. Narval
7. Lémur
8. Conejo
9. Tortuga-caimán
10. Gato-tigre marsupial
11. Pangolín
12. Armadillo
13. Coatí
14. Ornitorrinco
15. Faisán
16. Tigre
17. Ajolote
18. Megaterio
19. Avispa
20. Hidra
21. Anomalicaris
22. Nutria
23. Perro
24. Oso hormiguero
25. Cuco
26. Zanate
27. Basilisco
28. Calicoterio
29. Eohippus
30. Lamprea
31. Tardígrado

Como ustedes podrán intuir, cada Animal Danzante corresponde a un día de un mes del calendario gregoriano, que usamos actualmente.

Las doce Máscaras Caminantes son las del ciclo simbólico del héroe, cortesía de Carol S. Pearson.

1. El inocente – enero
2. El huérfano – febrero
3. El guerrero – marzo
4. El bienhechor – abril
5. El buscador – mayo
6. El destructor – junio
7. El amante – julio
8. El creador – agosto
9. El mago – septiembre
10. El gobernante – octubre
11. El sabio – noviembre
12. El bufón – diciembre

Así que, para conocer su signo en el Zodiaco Enjambrista, lo que deben hacer es buscar la Máscara del mes en que hayan nacido y el Danzante del día de ese mes. Por ejemplo, yo soy el Lémur Huérfano, por que nací un 7 de febrero.

Ser un Lémur Huérfano no es algo que se pueda definir con claridad. Dado que en mi cabeza hay enjambres de imágenes que componen mis ideas sobre “lémur”, sobre “huérfano” y sobre la combinación “lémur huérfano”, y no hay manera de hacer aterrizar dichas ideas, he de recurrir al horóscopo. Por su naturaleza, el horóscopo me dirá algo muy distinto cada día, pero el punto importante es que es un destilado distinto para cada ocasión, lo que hace del Lémur Huérfano una definición cambiante cada vez, pero que se va construyendo con cada horóscopo consultado.

El Horóscopo

La correspondencia de los Animales Danzantes y las Máscaras Caminantes con nuestro calendario es mero trámite para acercar a las personas a su propia Fiebre de Enjambrazón. Existen varios métodos para leer un horóscopo en el (anti)sistema enjambrista. Uno que se antoja especialmente interesante va como sigue:

Se necesitan 3 libros cualesquiera y 5 dados
Los dados: seis caras (desde ahora, d6), cuatro caras (d4), ocho caras (d8), doce caras (d12) y veinte caras (d20). Un juego de dados de rol estándar es útil.

Se tira el dado d4. El número resultante es la cantidad de frases que se tomarán del primer libro.
Se tira d6. El número resultante es la cantidad de frases que se toman del segundo libro.
Se tira d8. El número resultante es la cantidad de frases que se toman del tercer libro

El orden de los libros es el que el consultante elija. En caso de que, por alguna razón, la página no tenga texto o que sea de un número tan bajo que corresponda a índice o contraportada, se deberá  continuar hojeando hasta encontrar una página donde al menos uno de los dígitos sea el número del dado; por ejemplo, del número 1 pasamos al 10. Consideramos una frase un enunciado entre dos puntos (puntos y seguido, y puntos y aparte). Las dos frases deben comenzar y terminar en la página.

Después se tiran d12 y d20.

La suma de los resultados de d4, d6 y d8 es el número de la página del primer libro, de donde se sacará la primera parte del horóscopo.

La suma de los resultados de d12 y d20 es el número de la página del segundo libro.

La suma de los resultados de los cinco dados es el número de la página del tercer libro.

Un ejemplo rápido:

Yo elijo para mi horóscopo de hoy, 1 de abril de 2013, Apuntes de un escritor malo  de Mauricio Bares, La lluvia de fuego de Leopoldo Lugones y Locura de Dios y otras visiones de Hernán Lavín Cerda; el orden en el que los menciono es el orden en el cual iré extrayendo las citas para mi horóscopo.

Tiro los dados. D4=2, d6=2, d8=4
Extraeré 2 frases de Apuntes de un escritor malo, 2 frases de La lluvia de fuego y 4 frases de Locura de Dios y otras visiones.

Tiro los dados restantes. D12=10, d20=9.

Sacaré la primera cita, de dos frases, de Apuntes, de la página 8. Dado que el texto comienza hasta la página 11, me voy hasta la 18, porque quiero sacar la cita de la primera página donde haya un 8. Veo la página entera y elijo las frases: “Recapitulando, no nos resta más que admitir que los escritores, por mucho que ondeen las cualidades de su intelecto, no se libran del juicio que los lectores hacen de su anatomía. Que las fotos artísticas sólo hacen más evidente lo evidente: algunos son tan feos que requieren de fotos artísticas”.

La segunda cita, de dos frases también, la saco de la página 19 de La lluvia de fuego: “El silencio era colosal, un verdadero silencio de catástrofe. Cinco o seis grandes humaredas empinaban aún sus penachos; y bajo el cielo que no se había enturbiado ni un momento, un cielo cuya crudeza azul certificaba indiferencias eternas, la pobre ciudad, mi pobre ciudad, muerta, muerta para siempre, hedía como un verdadero cadáver”.

La tercera cita, de cuatro frases, la saco de la página 27 de Locura de Dios y otras visiones: “Muero de hambre, locos, me voy de nuevo/y soy el pudor del que rabiosamente/se va muriendo de hambre. Casi muero de hambre, locos de muerte, cómo me voy/y somos la falsía del pudor del que se va muriendo/de su extrañísima muerte. Con hambre, sólo con hambre/y que las hambres del mundo impongan al fin/su dictadura entre nosotros. Cosa muy rara, sin duda, se dijo de mí/el último de los locos que fue muriéndose de hambre/hasta el momento de la iluminación”.

Ahí lo tienen, yo, el Lémur Huérfano, debo considerar escritura, fealdad, fotos, silencio, muerte de ciudades, hambre, locura, muerte e iluminación, para hoy 1 de abril de 2013.

NOTA: El método sugerido puede acomodarse a las necesidades del consultante. En caso de carecer de los dados, se pueden llenar cinco bolsas opacas con papelitos con números para simular las tiradas. Si hablamos de libros con más de 100 o más de 200 páginas, se pueden emplear criterios aritméticos para todos los resultados. Por ejemplo, al primer resultado de páginas les sumamos 100, al segundo 200 y al tercero 300; así, mis resultados serían página 102, página 202 y página 327.

Por último. Si están leyendo esto, es porque tienen Internet. Si no conocen a algún animal o no saben qué es la Fiebre de Enjambrazón, récenle a San Google.
Buenas,

H.

lunes, 18 de marzo de 2013

Animalía y Zoopoética VI: El Amazón

Cuando ustedes piensan en un amazón piensan en esto o en esto, ¿no es así?

Los rincones de mi mente crearon hace dos noches una imagen propia de lo que es un amazón. Crearon un animal. O descubrieron un animal. No sé cuál sería la expresión adecuada.

El mencionado ente apareció ante mí en un sueño, como es común que aparezcan estas criaturas. Tuve la sensación de presenciar un descubrimiento científico, aunque el aspecto del animal era de lo más común y estaba "consciente", dentro del sueño, de que lo que estaba viendo se perdería irremediablemente para la zoología o para los bestiarios si no daba cuenta de que lo había visto. Es posible que este simulacro de razonamiento dentro del sueño fuese también un paso hacia la lucidez onírica, meta que he perseguido infructuosamente desde hace años; pero ese es tema para otro ocasión.

En el sueño, me hallaba mirando con atención hacia la barda de una versión extraña de la casa de mi abuela materna (en la que viví los primeros diez años de mi vida), tras la cual se asomaban dos chicas con el cabello teñido de tonos que iban del azul al rosado, tatuajes en los brazos y acompañadas de un tipo moreno que lucía un mohawk incompleto. Los tres sostenían una rama larga y gruesa, sobre la cual estaba posado el espantajo en cuestión.

No alcanzo a recordar quién me dijo que era un amazón, pero ése es el nombre que la memoria guardó para mí. Su aspecto era bastante ordinario en realidad: un ave del  tamaño de una paloma, con la forma de un gorrión supercrecido, cabeza grande y redonda, de plumaje azul eléctrico, líneas negras que recorrían el contorno de sus sus ojos diminutos, como cejas. Pero sí uno se acercaba a contemplar al animal de cerca, se encontraba con que su pico era curvo, como el de un halcón y sus patas... mejor dicho sus formidables garras, notablemente afiladas, curvas, puntiagudas, casi como de deinonico.

¿Ya se hicieron una imagen en la cabeza?

El resto del sueño es irrelevante. O al menos eso me dice la memoria, que no conserva ya registro de lo que ocurre después de que apareciera el animal.

Eso fue un amazón para mi inconsciente: un ave de garras letales con aspecto inofensivo. Es raro, y su rareza me inclina hacia tentaciones de superstición. 

¿Yo creyendo en presagios? ¿Por qué no?

¿Por qué no, si yo mismo me invento ahora el significado del presagio de soñar con el pájaro amazón?

Lo haré canónico ahora mismo: soñar con un amazón es presagio de un próximo descubrimiento importante para la mente del soñador, pero el pájaro sólo anunciará dicho evento si el soñador se ha enterado recientemente de la muerte de un viejo conocido, con quien no ha tenido contacto desde hace mucho tiempo.

(No pregunten, en mi caso, quién es difunto en cuestión. Créanme, les es irrelevante)

Si alguien quisiera ser un buen apóstol del mensaje del Amazón Azul, por favor, siembre esto en la mente de otros. Que el pájaro comience a volar en los sueños de otros. Digan que lo soñaron antes de leer esto. Que lo soñaron después de enterarse de la muerte de alguien. Que yo mismo digo que así me sucedió y que si digo que inventé el presagio, que estoy mintiendo. Que esto salió de las notas de un psicólogo. Que el psicólogo compartió notas un día con un colega. Que el pájaro apareció de repente en las notas al pie de una impactante ponencia en importante congreso de siquiatría. Que frailes, místicos, filósofos, médiums, dibujos de pacientes mentales y niños, documentación de la Santa Inquisición, poemas chinos y viejos proverbios tienen la marca de su garras curvas y azulado color de su plumaje.

Que vuele el Amazón, que vuele.

Estoy mintiendo.

H.