Ayer, los que nos llamamos a nosotros mismos ciudadanos mexicanos, nos dimos a la tarea de demostrar que el único partido que ha logrado meterse en nuestros corazones es uno cuyo logo tiene los tres colores de la bandera nacional. El mismo partido que nos enseñó a hacer política en el siglo que acaba de morir y que tuvo tantos hijos bastardos. Hoy la prensa y la burocracia democrática se dan cuenta de que siempre estuvimos enamorados de la idea de clonar a los dinosaurios. Como Jurassic Park, men. Nadie duda que la apatía habitual del padrón mostró la cara por muchos, que otros dijeron nel al sistema de partidos anulando el voto (y una larga fila de especimenes que le dieron fama -buena o mala- al movimiento del voto nulo) y que otros votaron creyendo genuinamente que el Congreso le importa al habitante promedio de este país. Entre votos duros, nulos, existentes, inexistentes se batió en combate nuestra creencia más jodida (en el sentido de que empezamos a joderla apenas la usamos): la democracia.
Sublime diosa de los tiempos posmodernos, la democracia nos enseñó valiosas lecciones de su poder en Irak, Zimbabwe, Venezuela, Yugoslavia (y todos sus hijitos), Sudáfrica, Bolivia, Alemania, etc, etc, etc. No le sigo con los ejemplos porque no es lo mío. Como espacio de discusión que es, la diosa se ha querido entronizar como el sistema que va a resolver todos los problemas. Bueno, sus fieles no hablan de soluciones que suenan tan mágicas, pero ya saben cómo es esto del análisis político de patatiux sobre la marcha. Vamos, de ser una palabra, la convertimos en diosa, pa'cabar pronto.
Dicen muchos que está ausente en muchos lados. Yo creo que nada más son ellos los que no la quieren ver. Es sólo que algunos le hacen caso a la palabra y la usan, y otros que obedecen a la diosa y le rinden culto. Ayer, en la fiesta cívica, la diosa nos dio el poder de clonar especies que una fracción de la intelectualidad y la clase política creían extintas por obra y gracia de Dios. Así se nos va Germñan Martínez. Así los antiguos dueños del imaginario político reclaman lo que fue suyo. Así un CASI 6% de votos nulos habla de una iniciativa que hizo ruido y se ganó enemigos declarados (la mayoría nomás insultó, hay que decirlo), uniéndose al tradicional voto nulo ya existente. 36% del Congreso regresa a manos de los maestrazos de la política a la mexicana.
¿Hay que decirles algo? Bueno, yo aún preparo mi discurso. Por cierto, anulé el voto. Las voces que hablaban de mi tendencia al autoritarismo, de mi irresponsabilidad, de mi estupidez, de mi ingenuidad, de mi falsa rebeldía hoy pueden lamentarse o regodearse en su posición. Es completamente natural que en un país con una incipiente población de escépticos desencantados, las propuestas se vuelvan sospechosas, risibles y blanco de críticas ásperas. Hace varios posts les mostré, indirectamente si quieren, la fuente original de mi adhesión a ella. Si nace algo chido de todo esto, me gustaría estar ahí para participar. Y claro que voy a tener que sentirme aludido cuando me llamen... no sé ¿cuál es el insulto/adjetivo que se estila hoy en día en el terreno de la participación poítica para gente con una posición parecida a la mía?
Hartazgo.
Política.
Imbecilidad.
Pendejos.
Acarreados.
Pensantes.
Ganones.
Lo mismo.
Todos convivimos en esta casta tierra. Convivimos y aprendemos a matarnos o insultarnos. Pero los sobrevivientes de la carnicería de vez en cuando no quieren hacerlo, sólo para volver a la rutina. Los tlatoanis (ya saben , los que mandan) esperan pacientemente cada seis o tres años para llegar a salvarnos, mientras le pedimos a la diosa que no nos abandone sólo porque algunos zánganos saben hacer publicidad, pero no política. Osea, el reino del absurdo. Por eso anulé el voto. Pueden comenzar a lanzar los jitomates podridos.
Los remedios no los voy a proponer yo, ya saben que nomás estoy para hacer diagnósticos al chilazo y me complace saber que mis pretenciones le causan escozor a la gente. Por eso anulé el voto. Los tricolores volvieron a ganar y piensan poner a su nuevo tlatoani en el trono dentro de unos años, porque ya nos dimos cuenta que los presichentes sirven exclusivamente para la burla. Otros añitos de dictadura perfecta le caerían como de perlas a más de uno, pero ya ven cómo es esto. ¿Que fantasía libertaria con asideros materiales nos va a ofrecer ahora las mentes de la "verdadera" oposición?
Y otra cosa, ¿este ritual del tachado sexenal es así como que eterno, cierto?
En vista de los desvaríos, mejor le dedico a la diosa estas páginas de V for Vendetta:
Necesitamos un equivalente de V, bueno, eso creo yo, ¿no? (nada de llamarme anarquista wanabe, you faggots)
UPDATE
No mamen, anulistas: ¿QUINTA FUERZA ELECTORAL? Ni me había preocupado por abordar la cuestión de quien nos (digo "nos", porque yo también anulé ¿remember?) vio, en tono de burla o con preocupación, como el embrión de una futura corrupta oganización política o asociación civil mediocre. Pero con signos como este, mierda, ahora sí estamos jodidos. En serio ¿quieren seguir rindiéndole culto a la diosa?
H.
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