Con la novedad de que el dominio de Metatextos acaba de expirar, valió queso. Si muchos de los que participaron no salvaron sus letras, dejándolas ahí, puede que ahora mismo se estén lamentando. También cabe la posibilidad de que efectivamente sí las hayan salvado, y eso me consta, pues muchos de ellos subieron sus párrafos a sus respectivos blogs. Aún así, es lamentable, muy lamentable, que mucha gente se haya perdido la oportunidad de conocer lo que se hizo ahí. Claro, siempre existe la posibilidad de una reedición del proyecto, como ya ha sucedido antes, y hasta sobra decir que de suceder, yo estaría puestísimo para colaborar de nuevo, esta vez con ánimos renovados. La proliferación de la twitteratura, sin embargo, me hace dudar al respecto. Pero no adelantemos conclusiones.
Por fortuna para este blog, mi quinto minirrelato en tan bonito proyecto tenía un gemelo en mi disco duro, así que de cualquier forma aún podrán ver el resultado de mi trabajo para colaborar con el último ejercicio con el que hice presencia en el sitio.
Ya no recuerdo el número de dicho ejercicio, pero recuerdo que llevaba el título de "Sentido de la vida". Así que, sin más preámbulos, con ustedes:
Mal chiste
Luis se hallaba ante la importante disyuntiva entre elegir dormir dentro del antiguo Cine Cosmos o refugiarse en el también ex cine Ópera. La ciudad y su vida nocturna lo llevaron a él y su botella de Red Cola, sin embargo, a recorrer el Circuito Interior. Con poco tiempo de andar en la calle, aún se le hacía fascinante recorrer las banquetas, porque los más experimentados ya ni siquiera podían fascinarse. Vamos, ya ni siquiera sentir algo. Luis los admiraba, no como esa chica que encontró llorando al lado de su auto, un Jetta jodidísimo, que había quedado con las intermitentes para avisarle a los impacientes que no se movería. La patrulla aún no hacía su ronda.
Luis pasó a su lado como si nada.
-Oye, ¿estás lúcido? –la chica le había hablado. Seguro ya había sobrevivido a los que pensaban que era una puta y se había salvado milagrosamente del resto de los hombres.
-¿Que si estoy qué?
-¿Dónde puedo matarme así bien, que de veras quede bien muerta?
-Pus en la calle, ¿no?
La cara de la chica se iluminó y subió a su carro. Luis se rascó la cabeza mientras ella giraba el auto en U.
Antes de pisar el acelerador a fondo, le gritó a Luis:
-Nada tiene sentido ¿verdad?
-Pus este es sentido contrario, seño.
-Creo que si estás lúcido, después de todo. Adoro los chistes malos.
Luis se rascó la cabeza, preguntándose qué significaba estar lúcido y de repente tuvo una epifanía:
-Creo que no tendría sentido irme hasta el Ópera. Está re’ lejos.
Esa noche, sonaron sirenas de ambulancia que iban en sentido contrario por el Circuito.
Dado que coincidió la eliminación del dominio de Metatextos con la publicación de mi última colaboración, ya no podré seguir con la dinámica de hacer todos los ejercicios del sitio que había propuesta cuando comencé a publicar aquí los relatos de 300 palabras. Es por ello que el próximo jueves no habrá metatexto; puede que en el futuro rehaga la propuesta y lo retome, pero ello será considerado hasta después de concluir con una historia que iré subiendo por entregas semanales, algo parecido a lo que hice con Sandra y Damián hace ya más de tres años.
Además volveremos con más banderas, pues he hecho interesantes descubrimientos los últimos días. Esténse pendientes.
SALUDOS DESDE EL LIMBO
H.
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