Cuando recibes una invitación a renunciar, tienes de dos sopas: aceptarla con actitud idiota y rostro conforme. O con actitud conforme y cara de idiota. De esa forma todos salen ganando (menos tú, obvio) y el mundo puede seguir girando.
Después despiertas y te das cuenta de que lo único que pasó es que cenaste demasiados chilaquiles, jurando que no lo vuelves a hacer.
P.D.: Esto iba a ser un espectacular post sobre el arte de la escritura, pero como ya es usual en este espacio, vamos a salirnos por la tangente con una bandera:
Después despiertas y te das cuenta de que lo único que pasó es que cenaste demasiados chilaquiles, jurando que no lo vuelves a hacer.
P.D.: Esto iba a ser un espectacular post sobre el arte de la escritura, pero como ya es usual en este espacio, vamos a salirnos por la tangente con una bandera:
1 comentario:
Metete por el ano tus pinches banderitas de mierda.
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