¿Cuál es la palabra para describir a la persona que se pone a farolear y así salva a otras, poniendo el ejemplo?
Esta duda de Delirio tiene que ver con una experiencia personal que tuve ayer.
Sólo me han asaltado cuatro veces en la vida y sólo una vez me despojaron de algo; quince pesos en esa ocasión y de hecho me los pidieron con aquello de "la verdad te iba a asaltar, pero me caíste bien...". Las otras dos fueron en el camión, el heroico Popotla-San Pedro-Bonfil, una camino hacia el hoyo defeño y el otro alejándose de él. La primera en la tarde y la segunda en la noche; ésta cuando tenía yo como 17 años y aquella cuando tenía 12. En ambas ocasiones me tocó un ratero solitario, inexperto, y armado. En una ocasión el desmadre fue tal que terminé bajándome y subiéndome al camión mientras ocurría el asalto (12 años) y en otra iba en la parte de atrás y el camión iba tan atascado de gente que el ratero ni llegó a donde yo estaba.
Esas eran las estadísticas de mi vida como víctima de la delincuencia hasta ayer. Iba yo medio jetón, después de leer un cacho de La búsqueda soñada de la oculta Kadath, del maestro Lovecraft mientras escuchaba a Opeth. Vi de reojo subirse a un tipo de barba, como de treinta años, con un morralillo y poco antes me acompañaban en el asiento de junto una señora como de 70 años y un señor que la acompañaba, que iba parado. Ìbamos por una parte del trayecto, de la que ya les hablé antes.
Unos gritos interrumpieron mi sueño y vi al sujeto de la barba sacando una pistola y amenazándonos a todo el pasaje. De súbito, la señora que iba junto a mí, se paró insultándolo y haciéndome notar que había dos rateros más, en la parte de atrás. "No sabes con quién te metiste, pendejo, mi'jo es de la Federal", apenas lo noté, el mi'jo ya estaba enfrentando al tipo de la pistola. No vi más porque no mamen, capaz que soltaban un balazo. Me hice bolita aunque con una sangre fría que me espantó ya buscaba con qué estafar a los asaltantes (lástima que no he armado mi cartera con credenciales y billetes falsos) y de repente, mientras la señora seguía soltando una letanía de insultos que nunca creí vivir lo suficiente para escuchar, vi a un par corriendo hacia la parte de adelante del camión y los tres malhechores (o malhechotes, jeje... ok, no les gustó el chiste, ¿verdad?) salieron con una patada en el culo a uno de ellos de parte del mi'jo de la Federal, mientras otras personas ya se estaban parando para tomar partido en lo que parecía el inicio de un linchamiento. Sentí que mi adrenalina subía y quería tomar parte, pero ya se habían pelado espantados por la osadía del mi'jo. Agradecí para mis adentros a Nyarlathotep, El Caos Reptante, por ponerme en el mismo camión que él.
La primera reacción de todos fue aplaudirle al héroe y a su increible madre; después el camión se paró adelante, donde había una patrulla y nuestro salvador se fue directito a acusar a los rateros dándole a los polis "santo y seña" de los mismos. Ya de nuevo dentro del camión nos dio nuestro seminario de cómo identificar a los pasados-de-lanza, nos platicó paso a paso cómo intimidó al improvisado pistolero (que no cortó cartucho, según dice, y por lo tanto, lo pudo enfrentar con confianza) y cómo se dio cuenta de que los otros dos eran novicios en el bisne de la rateada. Ya saben, faroleando, pero con muchas razones para hacerlo, y la señora diciéndonos que le dio miedo que le soltaran un balazo y que qué suerte que no se dieron cuenta de que no traía su fusca.
No, no. En serio, la pura intensidad. Ahí fue donde conocí a un auténtico héroe del pueblo, anónimo y acompañado de su madre, como debe ser. Sirva este post de homenaje al mi'jo de la Federal y su cabecita blanca, quienes salvaron mi trasero en un día del niño que nunca voy a a olvidar.
Y si quieren conocer a otra inusual heroína, échenle un vistazo a esta nota.
Saludos desde el limbo.
H.
Sólo me han asaltado cuatro veces en la vida y sólo una vez me despojaron de algo; quince pesos en esa ocasión y de hecho me los pidieron con aquello de "la verdad te iba a asaltar, pero me caíste bien...". Las otras dos fueron en el camión, el heroico Popotla-San Pedro-Bonfil, una camino hacia el hoyo defeño y el otro alejándose de él. La primera en la tarde y la segunda en la noche; ésta cuando tenía yo como 17 años y aquella cuando tenía 12. En ambas ocasiones me tocó un ratero solitario, inexperto, y armado. En una ocasión el desmadre fue tal que terminé bajándome y subiéndome al camión mientras ocurría el asalto (12 años) y en otra iba en la parte de atrás y el camión iba tan atascado de gente que el ratero ni llegó a donde yo estaba.
Esas eran las estadísticas de mi vida como víctima de la delincuencia hasta ayer. Iba yo medio jetón, después de leer un cacho de La búsqueda soñada de la oculta Kadath, del maestro Lovecraft mientras escuchaba a Opeth. Vi de reojo subirse a un tipo de barba, como de treinta años, con un morralillo y poco antes me acompañaban en el asiento de junto una señora como de 70 años y un señor que la acompañaba, que iba parado. Ìbamos por una parte del trayecto, de la que ya les hablé antes.
Unos gritos interrumpieron mi sueño y vi al sujeto de la barba sacando una pistola y amenazándonos a todo el pasaje. De súbito, la señora que iba junto a mí, se paró insultándolo y haciéndome notar que había dos rateros más, en la parte de atrás. "No sabes con quién te metiste, pendejo, mi'jo es de la Federal", apenas lo noté, el mi'jo ya estaba enfrentando al tipo de la pistola. No vi más porque no mamen, capaz que soltaban un balazo. Me hice bolita aunque con una sangre fría que me espantó ya buscaba con qué estafar a los asaltantes (lástima que no he armado mi cartera con credenciales y billetes falsos) y de repente, mientras la señora seguía soltando una letanía de insultos que nunca creí vivir lo suficiente para escuchar, vi a un par corriendo hacia la parte de adelante del camión y los tres malhechores (o malhechotes, jeje... ok, no les gustó el chiste, ¿verdad?) salieron con una patada en el culo a uno de ellos de parte del mi'jo de la Federal, mientras otras personas ya se estaban parando para tomar partido en lo que parecía el inicio de un linchamiento. Sentí que mi adrenalina subía y quería tomar parte, pero ya se habían pelado espantados por la osadía del mi'jo. Agradecí para mis adentros a Nyarlathotep, El Caos Reptante, por ponerme en el mismo camión que él.
La primera reacción de todos fue aplaudirle al héroe y a su increible madre; después el camión se paró adelante, donde había una patrulla y nuestro salvador se fue directito a acusar a los rateros dándole a los polis "santo y seña" de los mismos. Ya de nuevo dentro del camión nos dio nuestro seminario de cómo identificar a los pasados-de-lanza, nos platicó paso a paso cómo intimidó al improvisado pistolero (que no cortó cartucho, según dice, y por lo tanto, lo pudo enfrentar con confianza) y cómo se dio cuenta de que los otros dos eran novicios en el bisne de la rateada. Ya saben, faroleando, pero con muchas razones para hacerlo, y la señora diciéndonos que le dio miedo que le soltaran un balazo y que qué suerte que no se dieron cuenta de que no traía su fusca.
No, no. En serio, la pura intensidad. Ahí fue donde conocí a un auténtico héroe del pueblo, anónimo y acompañado de su madre, como debe ser. Sirva este post de homenaje al mi'jo de la Federal y su cabecita blanca, quienes salvaron mi trasero en un día del niño que nunca voy a a olvidar.
Y si quieren conocer a otra inusual heroína, échenle un vistazo a esta nota.
Saludos desde el limbo.
H.
1 comentario:
Ojalá que s eponga máscara y sala todas las tardes adefebnder los peseros
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