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sábado, 4 de diciembre de 2010

La chica Delirio pregunta...




¿Cuál es la palabra cuando te percatas de que dos o más palabras o cosas tienen características, tiempos y voces comunes sin que tengan relación en lo absoluto?

Espero esto le arranque una sonrisa a más de uno.

Hay palabras que no imaginamos tengan relaciones tan simples y peculiares como su sonido idéntico. Nos da la ocasión para presentarles otra bandera.

Por ahí de 2007 nació una estrella al ser detenido un aficionado al Atlas por andar de pedo manejando. Su familia y conocidos lo llamaban Guillermo López Langarica, pero el mundo lo conoce como El Canaca o aún más explícito, El hijo del Papá. Aquí el video con el que se ganó una hambrienta legión de fans:

Ustedes deben saber que no hay blog que se respete que no tenga este video....¿verdad?

En 2008 (un año en el que ustedes saben muy bien que nos enseñó aquí que hay una gran diferencia entre torcerle al cuello al cisne y jalárselo al ganso) este héroe del pueblo murió víctima de una conductora ebria (sin afición por el Atlas, sin 50 mil pesos ni parentescos influyentes al parecer) en un evento tragicómico y surrealista digno de Tom Sharpe. Entonces -sólo entonces- fue canonizado.

Ustedes dirán ¿qué tiene eso que ver con una bandera? ¿Acaso diseñaste una de la CANACA demostrando que ya no tienes ideas y reciclas chistes resobadísimos?

No, nada de eso.

Aunque he de decir que sí existe hay una bandera canaca. Hela aquí:

¿Cómo está la cosa? Bueno, esta bandera desde julio de este año ondea junto a la francesa en la Colectividad sui géneris de Nueva Caledonia, archipiélago de Oceanía que es parte de la República Francesa (primero fue colonia, posteriormente territorio de ultramar y después de 2014, si un referéndum es llevado a cabo y la gente así lo expresa, podría ser una de las naciones independientes más jóvenes del mundo). El lábaro es una antigua propuesta de los nacionalistas indígenas que se autodenominan kanak o canaco, que es casi mayoría -44% de la población- en Nueva Caledonia. De hecho ya desde mediados de los 80, se pedía la creación de un Estado Independiente de Kanaky.

En varias lenguas de Oceanía, kanaka significa "hombre" o "ser humano" y es la forma en que varios pueblos se autodenominaban. Los europeos, y en especial los franceses, utilizaron la palabra en forma despectiva y en un giro semiótico digno de los 60s, los nacionalistas de Nueva Caledonia adoptaron el gentilicio como símbolo de orgullo. En la actualidad, gobierna el archipiélago una fuerza política opuesta a la independencia.

Así que al menos sabemos que si Guillermo López Langarica ha sido visto en Nueva Caledonia (vía Youtube), es probable que más de alguno haya sonreído. Y cosas de la mirada poética puesta en los absurdos: El Canaca, ahora lo confirmamos desde la lingüística comparada, sí era un ser humano. O mejor aún: las Centrales de Abastos de la República Mexicana son humanas, contra todos los pronósticos.

Les regalo este post para que tengan algo interesante qué decir la próxima vez que liguen. Alguien caerá sin mencionan esto, se los apuesto.

PEACE OUT

H.

PD: La bandera canaca es, desde mi humilde punto de vista, una de las más bellas de cuantas he visto. Y agárrense, que aún no les muestro las de las repúblicas rusas.


jueves, 5 de marzo de 2009

Civilizaciones del México histérico: Los Popotlecas

Hace un buen rato que no escupo un post como este. De hecho, sería el segundo de este tipo en el Éter Verde. Me vi inspirado por este bloguero, vecino de uno de los barrios que yo más he frecuentado en mi larvaria vida: Popotla. (Contemple, en su majestuosidad, el interior dela estación del metro bautizada en su honor, en la foto de arriba).


¿Por qué, oh poderoso líder, ilumido del Éter Verde, es este barrio t
an significativo para vos?, se preguntarán las voces interiores de los lectores de este blog. La respuesta es sencilla pero compleja a la vez, como lo es una gordita de chicharrón: de esta estación del metro sale el camión que me trae, en una extraordinaria travesía interestatal, hasta las cercanías del Fraccionamiento que aloja el techo que me cobija. El heroico San Pedro/Bonfil/Prados/Tepalcapa, camión verde, autobús wanabe, que cruza con el fuego de sus neumáticos México Tacuba, Aquiles Serdán, Gustavo Baz, Periférico y demás. Algunos son nombrados cariñosamente por sus usuarios al volante; hasta yo mismo me he encariñado con dos (hagan de cuenta Forrest Gump con sus dieciocho Jennys), los cuales he abordado muchas veces y se llaman, poéticamente, Karina y La leyenda continúa. Pronto (o no, depende si las cacho o si traigo cámara en ese momento) fotos exclusivas de estas bellezas del transporte público. Mientras admiren el detalle del interior de estas moles que se abren paso y son el terror y admiración de las calles del noroeste de la ciudad:

Nomás chequen como la cámara captó la esencia de las entrañas de estas majestuosas bestias (a la vez, templos móviles de la cultura poptleca) en un tono paseudo artístico.
Así como la nao de China, los camiones de Popotla han propiciado el intercambio comercial y cultural entre mexiquenses y popotlecas, aportando importantes avances en el lenguaje y la escritura a esta útima civilización. También le debe muchísimo a los tepanecas de Azacaposalsa, quienes han protagonizado con ellos uno de los intercambios culturales más intensos del Valle del Anáhuac, al menos en el terreno metalingüístico, en el sutil arte de la cópula, el erotismo y el insulto fácil. En las fotografías de arriba podemos apreciar el avanzado estado de este sincretismo cultural en típicos y antiguos escritos popotlecas.

Evidentemente, cómo nos señala nuestro inspirador, Popotla es famosa por su árbol (ahí donde a algunos les gusta pensar que empezó "nuestra dignidad de resistencia") y, claro, por el ente de Cañitas y el hombre de la intelligentsia capitalina que lo hizo famoso en una inmortal obra de la literatura mexicana. Pero quienes tenemos el gusto de caminar por su asfalto y concreto, conocemos el lado agradable de vivir la ciudad en este rinconcito tan acogedor. Conocemos su parque, la remodelación del mismo (y ya hay internet!!!....), el nuevo centro de cultura de la delegación, conocemos el café La Tregua, ya hasta ubicamos las carotas de las crías del IPN que salen de la Voca ahí y se aplastan, según su instinto, en manadas de siete u ocho en las puertas del metro; hemos comido de las tortas cerca de ahí, hemos pasado por la hora pico de la escuela primaria que está más adelante, viendo como los chilpayates se avientan frutsis salvajemente, hemos visto el famoso Teotican (foto prometida), hemos ido a misa a la iglesia cerca del árbol no obstante nuestras snobs pretenciones de ateísmo, nos hemos preguntado todavía por qué (¿POR QUÉEEE) Honda se apoderó de la esquina sagrada que marcaba, como limes romano, el fin de ese pedacito de Tenochtitlan, arrebatándonos el placer de comer una hamburguesa ochentera en el legendario Burger Boy.

Yo me encontré tres inesperadas vecinas atizapanses en un negocito cerca de ahí; porque Popotla es como Acapulco en el virreinato. Es como haberse econtrado filipinos, chinos y malayos en el puerto del Pacífico mexicano. Popotla es puerto que alberga a los viajeros a puntos lejanos, comunicando mundos y sociedades. Y como en todo puerto, ahí se han forjado amores y los valientes corazones de los piratas de fayuca nopalera. Nomás recuerden qué cerquita estaba yo de ese lugar y verán cuánta razón tengo para hablar así de este lugar. Veo diario a los piratas del lugar: el señor que ha vendido, sucesivamente, congeladas, bubulubus, sandwiches de galleta con helado, cacahuates y chocolates Larín, es ya hiperconocido por quienes abordamos religiosamente nuestro camión ahí; así como el perro pinto, de pelaje largo y sucio, dueño y señor de la acera de los puestos de golosinas; el niño gordo, hijo de una de las taqueras; el tipo de las gelatinas y flanes insípidos nocturnos.

¡Qué linda es Popotla! ¡Y gracias a todos los popotlecas que nunca se han metido conmigo!

He dicho.

H.

P.D. Por cierto, aprovecho para desear, aunque sé que no tendrá ningún efecto, que VAYA A CHINGAR A SU MADRE EL OJETE QUE ASALTÓ A MI HERMANO CERCA DE ESE METRO HACE UNA SEMANA. Tan traquilos mi carnal y yo que tomábamos nuestro camión por allá. Ese güey seguro que no era popotleca.

¿O sí?