martes, 30 de diciembre de 2008

Del polvo

Me había guardado esto por semanas, pero como no he podido decirlo en el momento en que quería y en compañía de quien más me importaba que lo escuchara, decidí venir a escupirlo aquí. El hecho de que éste sea el último post del año rompe la armonía impuesta por mi frase de despedida al 2008 en el post pasado, pero este blog suele manejarse por caprichos. La mente es así y mis dedos también.

Tengo algo así como unos tres meses con el corazón roto, lo cual, supongo, se ha venido notando de vez en cuando. No estoy en la disposición de ofrecer pormenores sobre las causas ni daré nombres, pero he de señalar que vaya que me ha pegado cabrón, con todo y que ya estoy tratando de hallar salidas. Con el tiempo, lo que ha pasado es que, siguiendo la metáfora del "corazón roto" (lo que me hace pensarlo como si fuera de vidrio, roto como el vidrio, no como el papel, no como alguna especie de fibra), el mío ha venido pulverizándose poco a poco.

Ahorita, aunque se lea cursi (¿alguien sabe de donde viene la expresión cursi?), no tengo más que un montoncito de polvo que bombea sangre al resto de mi cuerpo. El vidrio se hace de arena, ¿cierto? El proceso para hacerlo es algo de simple química. Se calienta y se deja enfriar. Con procedimientos industriales, evidentemente, pero pensemos en algo acá muy artesanal.

Yo, creo que con el polvito que tengo, nomás estoy esperando el calor necesario para forjar un corazón nuevo. De donde pueda venir, esa es la gran incógnita. Uno no sabe nunca de donde llega. Ya no confío en que venga de algún lugar conocido pero tampoco de uno desconocido. Estoy algo desencantado.

Elevo mi plegaria a Zarathustra, a Zeus, a Mario Moreno (Cantinflas), a Paco Ignacio Taibo I. Sé que todo mundo pide calor en esta época del año, pero mi petición se me hace que tiene un rato archivada y sin atenderse.

Algo de calor, ¿no?

Adoro esta metáfora.

PEACE OUT

H.

P.D. Prometo textos más sesudos, más contenido que tenga que ver con el mundo de afuera. Pero eso hasta el año que viene. Se lo lavan.

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