martes, 16 de diciembre de 2008

Realidades

La realidad suele presentárseme como una enemiga implacable, cruel, insensible, hijadeputa, monstruosa, desconsoladora y demás adjetivos gastados. La verdad es que yo me lo he buscado; a veces miro donde no debo y mi reacción se hace... poco agradable.

Otro chingadazo, sí, no aprendo, ni cuando se supone que la mirada debe dirigirse a otro lado o mínimo ya quiere hacerlo, pero NOOOOO, ahí voy otra vez, a joderme el estado de ánimo viendo lo que no me conviene, esperando lo que no es prudente esperar. Si la realidad es algo incuestionable, este es uno de esos momentos en que a mi me dan ganas de quebrar tan inflexible dogma y hacer estallar en pedazos lo que no me complace y me tiene como no debería tenerme. Detesto la realidad en este momento. Hace meses quería alivio, pero a la fecha me doy cuenta de que no lo consigo, de que nomás me hago pendejo y en realidad no lo estaba buscando.

¿Me quiero aliviar de esto? Esa es la pregunta que hay que contestar. ¿Esto se alivia? Chinga, no sé.

Odio extrañarte, R.

LO ODIO.

Que se quede hecho polvo. A lo mejor así debe ser. También odio que las cosas DEBAN SER.

Veamos si en los próximos días me logro exorcizar esto. Y no, me temo que sigue sin ser justo para nadie. Pero la justicia pocas veces me hace caso.

SALUDOS DESDE... EL CAOS

H.

1 comentario:

Unknown dijo...

pues sí, AQUÉL QUE BUSCA LA VERDAD SE MERECE EL CASTIGO DE ENCONTRARLA, Héctor, pero últimamente he venido pensando que buscar la verdad... y encontrarla siempre, es algo así como tener el cabello lacio o chino, podemos odiarlo pero finalmente así somos, ¿qué le vamos a hacer? échale ganas, y a recoger lo mejor de las cenizas eh?