sábado, 19 de enero de 2008

Aquí me tienen de nuevo

Pues si, aquí me tienen de nuevo, llenando sus mentes y ojos de líneas y líneas de lenguaje HTML que, se supone, expresan cosas de mí y sobre mí. Y también del mundo y sobre el mundo. Ambicioso eh? Si de algo me he percatado desde los 18 años es que sí soy muy ambicioso, pero no siempre encuentro el canal adecuado para encauzar esa ambición... Como sea, aquí estoy, en el 2008. Y ahora ¿qué? El blog, me imagino, no ha atraído tantas visitas como antes y es que eso de dejar de escribir desde noviembre como que no checa a quienes se toman el tiempo de visitarme. Tenía muchas cosas que decir, pero pues este fin/principio de año me a caído como balde de agua fría.

Fíjense nomás: tuve que enfrentarme a la pérdida de un familiar, a una situación de desconcierto en la familia bastante rara, a comer aves (pollo y pavo) casi del diario a lo largo de tres semanas, a un texto de Michel Foucault, a escribir un ensayo sobre ese texto, a definirme por una opción para el embrión de mi proyecto de tesis, a la mala conexión de internet que me impidió hacer un trámite importante, a una chambita en una cafetería en la que estoy desde el lunes y, desde el miércoles en la noche, a algo para lo que, debo confesar, no estaba preparado. O más bien... nah, dejémoslo así.

Las entradas de Historiar el Futuro las voy a posponer hasta más tiempo de momento; y es que pensaba echarme de jalón, otra vez, Un mundo feliz, 1984 y conseguir la de Farenheit 451 de Ray Bradbury para echarme unos posts de no-mames-que-chido, pero las circunstancias me han superado. En cambio, y sintiendo curiosidad por las teorías de conspiración, saqué de la biblioteca de mi Facultad el libro de El Péndulo de Foucault, de Umberto Eco. A la fecha, no paso del tercer capítulo, por lo mismo de que no me deja la vida. También me conseguí México Armado de Laura Castellanos y Memoria Roja de Fritz Glockner; esos dos libros que me hubiera gustado hubieran existido en el 2005, cuando, sin saber qué pedo, me lancé al ruedo de la investigación sobre la guerrilla mexicana. Y apenas siendo yo un mozo de 18 casi salido de la prepa. Ah! y una confesión: me estoy volviendo fans de las novelas de Eco.

El giro de interés del tema de las distopías al de las teorías conspirativas se debe, en gran medida, a las reflexiones que me motiva el blog de Edgar Clément, en especial cuando, por medio de ese blog, conocí la existencia del documental Zeitgeist (no, no el nuevo disco de las Calabazas Aplastantes) de Peter Joseph. Me caga reconocer que a veces nomás me quedo con la opinión del seño Clément, pero es que su punto de vista es tan peculiar e interesante, que siento que después de leer lo que escribe, no me importa si no leo otras versiones... de las cuales uno puede empaparse en cualquier otro lado. Pero eso es punto y aparte. Ya les hablaré con más detalle de estas cosas.

Si, si, ya sé: nada más puro proyecto y nada de nada. Pero así trabajo, así que aguántense y resígnense.

Y por cierto... no, mejor no, les iba a desear un bue año, pero pues ya empezó enero y ustedes ya sabrán más o menos que pedo con su 2008. El mío inicia bien intenso y me imagino que así va a ser toooodo. O qué ¿no creen en las cabañuelas de la vida?

Es que, carajo, una que otra superstición inocente si me permito de vez en cuando.

Se lo lavan.
SALUDOS DESDE EL LIMBO

H.

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