jueves, 27 de noviembre de 2008

Cuestionando la Sabiduría Popular II

Estoy seguro de que han escuchado, pregonado, escrito o sostenido aquella burlesca expresión que reza, de acuerdo con ese optimismo y actitud de "viva la vida" imperante en nuestro entorno conformista, más o menos así:

Vive cada día como si fuera el último.

¿Vivir cada día como si fuera el último? ¿Que acaso no vivimos así todo el tiempo? Nomás piénsenlo: cada día puede ser efectivamente el último de nuestras vidas, dadas las azarosas condiciones del vivir diario y eso es algo que se aplica a todos los seres dotados de vida. Una planta o un animal (como nosotros) nunca saben si van a llegar al final del día.

Con una actitud así, me parece, únicamente se dice de manera pseudo poética que hay que hacer las cosas AHORA y no después, porque podemos perder nuestra oportunidad. Pero lo que prima es la urgencia de la sensación intensa, ese sentimiento de que todo está a punto de terminar y es en ese momento en que hay que "disfrutar" TODO. Es la pretensión de atragantarse de esa sensación intensa, porque no nos parece que haya algo mejor. Pero si después no queda en la memoria ni recuerdo de esa experiencia -ya que después está el inevitable final- yo, personalmente, creo que no tiene sentido. "Vivir cada día como si fuera el último" es solamente saber que hay un límite enfrente o fingir que lo hay y pretender que con esa premisa no es posible no dejar pasar oportunidades y podemos disfrutar más intensamente. No hay chaqueta mental que me provoque más incomodidad que esta.

No, la vida, a mi juicio, debe vivirse -valga la redundancia- con las miras puestas en extenderla lo más posible y aceptar que la muerte es también inevitable. Es vivir en la contradicción, que es lo más humano que puede haber.

Yo prefiero vivir cada día como si fuera... cada día. O si nos ponemos más profundos, como si fuera el primero -aunque ya estemos contaminados de tanta realidad y de tanto mundo-, con todo por delante y nada que nos esté diciendo constantemente "hasta aquí". Ese momento definitivo que corta la vida y la interrumpe es único y, lo más hermoso de todo, inesperado, sorpresivo. Verlo como límite es una actitud miope. Y conste que lo dice alguien que expresamente ha dicho que teme morir.

Es la contradicción ¿no les digo? La gran virtud de las personas.

Es una reflexión que solamente se puede gestar viajando en metro. Pero ya la escupí, así que se aguantan.

PEACE OUT

H.

P.D. Los comentarios del blog se han vuelto una constante respuesta de mi parte a las agresiones de cierta persona que prefiere el anonimato. En Éter Verde V2 respetamos eso, pero también tenemos todo el derecho (y la posibilidad, que es más importante) de ser arbitrarios e ignorar al singular visitante, borrando sus comentarios o bloquéndolo. Siempre hay formas. Puede ser divertido o molesto, pero, por alguna extraña razón, a este tipo le gusta invertir tiempo en descalificar al blog y a mí. Allá él. Si les molesta, lo desterramos, pero si no, pues ahí dejamos que le siga.

8 comentarios:

Ruano dijo...

Mi Querido amigo concedor de los libros, estoy de acuerdo contigo en que la frase es una forma pseudopóetica para suavizar una realidad, pero no concuerdo en tener que disfrutar las cosas y realizarlas en el momento. De hecho, creo que la frase, "vive la vida como si fuera tu último día" se refiere más a una actitud que debes tener ante la línea que recorres junto con el tiempo, es como una clásica advertencia cristiana de "darse cuenta" que el ser humano es dueño de su destino y de su visión de mundo. La frase, bastante mala, sólo te invita a tomar una posición comprometida con la vida, no precisamente para pensar en que no hay futuro o en disfrutar mucho las cosas porque se van a acabar, sino, más bien, para dejar de ser una pidra inmóvil en el tiempo que es un río imparable, y convertirnos en una hoja flotante que vaya con el río, aunque no lo pueda controlar, pero que no se quede estático ante el estar frente a su destino o su muerte.
Sí, la frase es mala, yo la cambiaría por otr que dice: "a chupar cojer y mamar, que el mundo se va a acabar".
Chau.

Anónimo dijo...

Vivas para el anónimo... VIVA¡¡¡
Vivas para el anónimo... VIVA¡¡¡

Que se quede
que se quede
que se quede... pues sin él este blog es una marranada en las marranadas.

Gatita Cósmica dijo...

no, que se vaya el cropofílico…

Esaú Jaimes dijo...

Saludos

Comienzo disculpandome por la demora en reincidir con algún comentario en tu blog, sin embargo estuve alejado de la costumbre de leer y escribir blogs durante el ultimo semestre.

Me alegra pues que tu no siguieras mi infame ejemplo y siguieras escribiendo, además, me causa gran placer leer tus entradas bastante sensatas y amenas. Respecto a ésta, caso curioso, debo estar de acuerdo tanto contigo como con Ruano y quizá sea por eso que yo no uso la frase ni la sigo cuando es recomendada...

En fin, no me extiendo más, sólo quería dejar constancia de mi paso por aqui, avisarte que estaré al pendiente de éste blog e informarte que, desde ésta semana, he renovado mi blog y abierto otros... pero ya lo veras si te das una vuelta.

Saludos cordiales y hasta mejor ocasión.

EktoradO dijo...

Ruano mariguano, la verdad es que podemos conciliar ambas visiones... y yo no terminaría de estar conforme. Chale. En términos teóricos, claro. En el plano de la vida real, creo que tienes razón.

Consideramos seriamente exiliarlo, mi querida Gatita, pero hace falta más quorum. Si no lo hayamos, igual y lo empezamos a bloquear. ¡Hora de ser arbitarios!

Mi estimado Esau, me alegra inmensamente verlo por estos lares nuevamente. Segurísimo que me lanzo a ver sus blogs.

Anónimo, ahora vas de la cropofilia a la reiterada perorata de verbos y adjetivos porcinos. Sabrán los dioses con qué me vayas a salir después.

Unknown dijo...

yo creo, hector, que más que vivir cada dia como si fuera el último (lo que definitivamente sería desastroso y estresante) hay cosas que uno debe hacer por si es el último día de tu vida, porque cuando te encuentras ante la muerte, lo cierto es que más que miedo hacia ella, sientes la impotencia de haber dejado eslabones sueltos, es por éso que no hay que dejar cosas pendientes al fin del día, como decir lo que se siente, porque uno cree siempre que habrá tiempo para los tequieros y los perdones, pero a la hora de morir son justo ésos los que pesan, es el dolor de los que queremos lo que verdaderamente da miedo cuando se va a morir, y como dices, la muerte puede (ojalá que lo haga) llegar de sorpresa

Unknown dijo...

y por cierto, voto por que quites al pendejo ese

Unknown dijo...
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