Desde el siglo de la bella época, los poemas de Byron y la obra de Marx (XIX), se han reconocido a los mitos como una de las formas primarias del lenguaje. Y algo de lo que los filólogos e historiadores se ocupaban (y se ocupan todavía) y que creían superado por la humanidad civilizada, hoy, en pleno siglo XXI, seguimos creando. Hacemos y deshacemos mitos.
Y yo, desde hace unos cuatro años, vengo construyendo uno.
Que tiene que ver con una persona.
Una persona especial; muy especial.
No sé si quienes me conozcan en persona ya se sepan la historia de Laura. Tampoco sé si se saben versiones distintas, chistosas, dramáticas o completamente alteradas.
Cada vez que la cuento siento que algo cambia.
Lo que no puedo cambiar es el hecho de que se fue un 9 de febrero del 2005.
Pero también que fue precisamente un 14 de febrero del 2001, cuando le hablé por primera vez.
Yo nací el 7 de febrero de 1987.
La historia de Laura se inserta en la de mi vida de improviso y, de repente, la marca para siempre. Creo que lo que he hecho desde entonces es matizar los colores de esa marca.
De seguir así las cosas, en unos años más, Laura dejará de ser completamente humana en mi mundo.
Y el mundo seguirá escuchando versiones y más versiones.
Dos inicios y un final en febrero. Bonitas coincidencias.
Quizá crear un mito no sea tan malo después de todo.
En fin, ese ha sido el febrero de mi vida.
PEACE OUT
H.
No hay comentarios:
Publicar un comentario